martes, 16 de septiembre de 2008

Todo puede pasar

Si les cuento no me van a creer...
El otro día caminaba por la calle. Era creo que Domingo. Esos Domingos en los que uno no espera nada, nisiquiera irse a dormir.
Con pocas ganas me saqué las pantuflas y me puse zapatillas.
Disimulé un poco el pijama bajo un abrigo largo y tras un largo y hondo suspiro encaré la calle.
Era temprano, esas horas en las que no se sabe bien que hora es, de hecho no lo supe.
Caminé por las calles desiertas, típicas de un barrio bonaerense a la hora de la siesta.
Todavía se sentía el olor de algún asado flotando en el aire.
Transité las pocas cuadras que me separan del sucio supermercado que tiene nombre chistoso (porque todos estamos acostumbrados, pero si va a otro país y lees que el nombre del super es "coto" te reís y volves contandolo como un chiste. " Ay! sabés cómo se llama el super allá? COTO. jajajajaja").
Pañales, leche y para volverme contenta de que no fue una salida en vano, manotee un budín de naranja.
La cajera, con menos ganas de estar ahí que yo, me cobra casi sin mirarme y susurra algo como "chau".
Ya de vuelta el panorama no ha cambiado mucho. Tampoco lo espero, apenas pasaron unos minutos.
Nada interesante puede pasar, salvo que el budín sea el más rico que haya comido en mi vida, y lo dudo bastante.
Por suerte, las calles que me separan de casa son en bajada y las ruedas del coche de mi bebé se deslizan suavemente invitandome a pegar un piquecito.
Doblo en la última esquina que me queda por doblar y cuando estoy cruzando, lo veo ahí.
Solo.
Inherte.
Con una posición tan provocadora que no puede ser real.
Tuve el impulso de correr hacía él, pero algo me hizo dudar y miré en todas las direcciones posibles para ver si alguien me estaba mirando.
Estabamos solos.
Él, yo y un mundo de sensaciones.
Todo pasó muy rápido.
Ágil como una gacela flexioné las rodillas y suavemente lo recogí.
Me costó creer que fuera real, estaba demasiado impecable para estar tirado en el cordón de la vereda.
Caminé los pocos metros que hay hasta mi casa.
La excitación no me dejaba actuar ni pensar con claridad.
Temble un poco y se me cayeron las llaves.
La ansiedad inundaba mi cuerpo cuando por fin pude abrir la puerta de casa y preguntarle a Leandro:
"Estos 100 pesos, son de verdad???".
Lo eran.
Es muy cierto que el dinero no hace la felicidad, pero tenían que ver la carita de mi hijo cuando vio al elefante, en el zoológico. La entrada la pagó el billete de $100 que me encontré el Domingo. La satisfacción de lo encontrado le puso un plus interesante.
Y claro, todo lo demás lo pagó mastercard.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Está fresquito, eh?

Hace frío.
Mucho frío.
Tengo los dedos congelados, sobre todo los de la mano derecha.
El teclado no ayuda, es duro, se traba y no es mio. Soy un poco neurótica con el tema teclado.
El reloj parece estar fallado y se le caen los minutos de a dos o tres juntos.
Todo conspira contra mi.
Tengo muchas ganas de escribir, pero la cuestión climática hace que las ganas de meterme en la cama sean mas fuertes.
Mientras tanto fabrican una maquina, que no entiendo bien para qué es, pero que me da miedo. El país se viene abajo como la vieja que pisó una flor, esta tarde en Retiro y se calló de culo en la esquina.
Las mentiras son mentiras declaradas, pero todos nos jactamos de ello y nadie hace nada.
Mataron a un par de personas más por algunos cientos de pesos, lo habitual...
Y los narcos mexicanos llegaron a la Argentina.
Wau...
mejor de eso no hablo.
Igual ahora están de moda los pedófilos; los secuestros quedaron abajo en el ranking de los noticieros y parece ser que La Alfano se peleó con el novio y él sale con otras, o algo así.
Ya sabemos cuántas y cómo y cuándo y qué tribus urbanas hay. Nos lo contaron hasta el hartazgo. Yo misma me corte el pelo como una flogger... ja! vieron?
El invierno se corrió a Septiembre, a veces hay niebla y muchos paros de maestros.
Ya estoy buscando un buena institutriz que les enseñe a mis niños en casa. Más seguro, sí.
Ahora con esto de que cada vez más adolescentes se convierten en asesinos uno no sabe lo que puede pasar. Mira si a alguno de mis hijos se le da por enterrar compañeritos en el jardín.
A qué temperatura estará la pista de patinando por un sueño?
Cómo prendés 27 vengalas adentro de un lugar sin que se prenda fuego todo...?
Qué bello es el flequillo presidencial. Que bien peinado.
Estarán perfumados todos los bigotes que hay en el gobierno?
Estoy teniendo pensamientos muy profundos ultimamente.
No sé si mirar las películas clase "no le interesan a nadie" de canal 9 o si mirar los programas que pasan lo que pasó en otros programas que pasan lo que pasó en otros programas y así al infinito.
Me tiño como Nazarena Velez o me pongo una peluca como Moria?
A mi el perro chiquito no me quedaría bien. Me da la sensación que lo pisaría todo el tiempo y esos perros se rompen de nada.
Por suerte ya terminaron las olimpiadas. Aunque me llamó mucho la atención el ballet acuático, muy gracioso.
Puaaaaaajjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj!!!!
Vi demasiada tele y ahora tengo un empacho televisivo.
Hasta hace poquito tenía la dosis justa; Una tele chiquita, blanco y negro que solo se veía bien canal 7.
Perfecto.
Pasan lindas cosas, programas interesantes, ficciones, no sé... variado. Poco chisme, bastante contenido...
Ahora veo más canales, tengo 5 y ya me empacho...
En fin...
Esa máquina... va a traer de nuevo a los dinosaurios? porque entonces Susana ya no sería una boluda, sino una visionaria... sí, sí...
Que decepción...
Hace frío.
Me tiemblan los deditos.
Les dejo besos.
A los nuevos, lean las entradas antiguas, si quieren.
Saludos, desde la República semioriental de La Boca.
Guillermina Casero