viernes, 25 de julio de 2008

pensamiento de una neurotica, psicotica, histerica, osea: una mujer en "esos días"

No, no, Basta!
Si no la corto ahora no la corto más, y esto así no da para más.
Pero es tan lindo…
Sí, es lindo, pero es un hijo de puta. No tiene derecho a hacerme esto.
Aunque el osito con un corazoncito que me regaló el otro día…. (suspiro) es un amor.
Un amor, pero cuando quiere.
Capaz es que no puede expresarse.
Sí puede, pero es un cobarde. BASTA, BASTA, BASTA!
No!, ahí viene…
Para qué me mira? No ves que es un tarado?
Que histérico por favorrrr!!!!

_ Ay basta tonto, jijiji, basta que me lastimas, jijiji_
Me muero, que divino que es….
Qué hace?? Por qué la mira así?
Seguro que ella le esta tirando onda…
Pero él le está siguiendo la corriente.
Tranquila, tranquila, es culpa de ella.
De ella… y de él!
TURRRRRRRO
!
Ahora vas a ver como me voy con el primero que se me pase por adelante!!!
mmmm… este no, es demasiado peludo…. Este es demasiado flaquito…. Puff, demasiado alto, demasiado boludo, ¿Dónde compraste esa camisa?????
Y ese pelado… me está tirando onda, pero tiene cara de garca.
mmmmm….
Mejor me voy a casa, me compro un chocolate de un kilo, otro kilo, pero de helado, y me tomo todo el lemoncello que me trajo mi abuela de Córdoba.
Claro! Y después quien te aguanta el ataque al hígado??? Y cuando la balanza marque los dos kilos de más??? Eh!!! Eh!!! Ehhhhh!!!!
Esa es la verdad, después no me entra el pantalón nuevo y ando llorando como loca por los rincones.
No me tengo que olvidar:
Ir al súper, y comprar: hamburguesas Light y tomates…
Pero que hija de puta! Es terrible esta mina! Qué quiere??? Que él la desnude y la viole arriba de la mesa???
Yo la mato!
Sonreí, sonreí que ahí viene.
Turra! Guacha! Falsa! PUTA!
Ahí viene el muy tarado… ahora le voy a decir que la corte o no nos vemos más.
O no, mejor histeriqueo con aquel, para que me vea bien.
Adjjjjj., que mal aliento que tiene este tipo!
Cómo lo voy a cambiar??? Cómo voy a conseguir a uno como él?
Ya fue! Me voy para casa…
Pero antes paso por el automac…
No gorda, BAAASSSTAAA!!
Pero una ensaladita nomas, con coquita Light o agua mineral…
Ay! Ya fue, ibuevanol, chocolate y a la cama.
Ya me lo dije mil veces, estos días es mejor no salir de la cama.

jueves, 24 de julio de 2008

Y vos, que sos?

El mundo esta dividido entre las personas que se despiertan temprano y las que se despiertan tarde.
Yo, soy de las que se despiertan más bien al mediodía, como algo fisiológico.
No es algo que se arregle fácilmente. Aunque trate de cambiar los horarios no va a pasar mucho tiempo hasta que vuelva a acostarme muy tarde y despertarme cerca de las 12 pm…
Lo traigo en la sangre. Mi madre es así, mi padre es así, mi hermano es así, la única que en un tiempo dormía de noche era una perra que teníamos, pero al poco tiempo de vivir con nosotros empezó a compartir nuestros horarios nocturnos y no había nada que la despertara antes de la una… Sí, un perro… podía entrar una murga de desquiciados y Jazz no movía una oreja. Decí que veíamos que respiraba y cada tanto movía alguna pata, señal que soñaba, sino hubiese terminado en una bolsa de consorcio mas de un par de veces.
Cuando éramos chicos, mi hermano y yo (y ahora que lo pienso también mis padres eran chicos), mi papá trabajaba los fines de semana en un teatro, que no era más que una casona antigua de San Telmo. Muchas veces íbamos todos juntos, mamá, papá, Neno y yo.
Ahí la cosa empezaba después de las 24 y no volvíamos a casa hasta el amanecer.
Mi hermano, año y medio más chico que yo, que por aquel entonces tendría no más de 4 años caía dormido poco después de llegar (es que era un niño hiperactivo y molesto y no usaba energizer), pero yo no me dormía nunca, un poco por lo noctámbula y otro poco por lo curiosa. Veía todos los números, que obviamente no entendería porque era todo para adultos y no para adultos que consumen todo masticado. Cuando llegaba el turno de mi papá, desde atrás de todo, sentada en una grada improvisada, hecha con unos cajones de madera le gritaba con mi voz de pito (que aún me caracteriza) “ Bien papi, bien”!!! y lo aplaudía eufóricamente. ¿Cómo me iba a perder eso?
Así era que me quedaba despierta, hasta que se iban todos. También había conseguido empleo, el barman, me pagaba con una coca-cola si arrinconaba todas las botellas de cerveza que había diseminadas por ahí… En realidad lo hacía aunque no hubiese nada a cambio… desde pequeña que quería ser camarera, como mi tía Mabelina.
La vuelta a casa era un largo camino.
Más teniendo en cuenta que vivíamos en un lugar que se llama “La Reja” que queda pasando Moreno (el far, far, far west), y que no había auto que nos llevara.
Ahí llegaba el momento del sueño y se complicaba un poco, porque mi padre, aunque siempre fue un señor grandote, no nos hacía upa de ninguna manera, pero eso no era lo peor, sino la frase que acompañaba el No rotundo. La famosísima frase “calavera no chilla”.
Crecimos con ella sin saber bien que quería decir, pero era nuestra realidad más real…
No había manera, había que bancarsela como soldados… aguantando el frío en el invierno y el rocío de la mañana que allá en la Reja era crudísimo.
Supongo que al otro día dormiríamos hasta pasado el mediodía.
Éramos felices, por lo menos yo lo era.
Comíamos pan que traía un panadero en bicicleta, que tenía una barba como de montañés y que un día se murió electrocutado por abrir una heladera descalzo.
Cuando uno es chico no tiene frío, no tiene hambre, no tiene problemas si tiene padres que lo quieran.
Yo no tuve los padres más convencionales, ni más amorosos, ni más consentidores, pero no los cambiaria ni loca ni por nada del mundo, no solo por como son, sino por lo que aprendí de ellos.
Ahora que me quieren transformar en una persona normal, que usa mantel, come a horarios determinados y se levanta a la mañana, más me aferro a mis raíces y aunque me hago la señora yo también llevaría a mis hijos a los antros que me llevaron si es que a mi me tocara vivir esa situación.
Seguramente hay quienes se alarmen por lo que cuento, pero no es más que mi realidad.
Antes las cosas eran auténticas, y juro y re juro que aunque el bardo rondaba a nuestro alrededor jamás vi nada inapropiado y aunque estábamos al tanto de todo jamás estuvimos desprotegidos.
Cada cual con lo suyo.
Yo me quedo con lo mío.
A las pruebas me remito
Y quien me conozca puede atestiguar.
Es así, si no fuera tan dormilona no dormiría nunca, o dormiría de 5 de la tarde a 9 de la noche, que es el único horario que no me interesa, porque me gusta la mañana y el día y la noche, pero el atardecer me tiene sin cuidado.
Hoy por ejemplo me levante a las 8:30, solo para darme el gusto de desayunar tostadas con manteca, que me encantan.
Ahora por supuesto tengo un sueño terrible y me arrepiento mucho de estar despierta… igualmente, mi hijo que salió diurno está a pleno con su triciclo loco así que no tengo otra opción que ponerme dos palitos en los parpados y fingir que estoy despierta.
Besos, abrazos, cariños y saludos!.

Inutil... pero no tanto

Si alguien me preguntase qué es lo que pretendo con este blog, no sabría que decirle, pero sí podría dar algunos detalles de lo que no quiero.
No quiero caer en el tan usado últimamente, “humor femenino/feminista”.
Odio a las monologuistas aún más que a los monologuistas… tannnnn de moda en esta época.
De hecho y sin ganas de ofender a nadie, no me gustan las mujeres humoristas.
Considero que muy pocas son buenas, y no son los exponentes que mas abundan.
Por lo general con tal de hacer reír la mujer cae en trucos burdos, grotescos, masculinos, y a veces (y cada vez más) en lo escatológico.
Se revuelcan en el piso, ponen voces patéticas o imitan a los hombres, lisa y llanamente. Por supuesto que tenemos a las que copian las formulas ya hechas y copian a antiguas actrices cómicas, pero sin buenos resultados.
Quizás todo seria mejor si no se cayera en los clichés de siempre.
Si en realidad usaran su gracia natural, femenina, sutil. (No hay nada que me caiga peor que una mina se revuelque en el piso para hacerse la graciosa o hable con la boquita de costado y se haga la que es un mecánico o camionero.)
Otro de los tips de las humoristas es el de ridiculizarse. Pero MAL. Haciendo un circo de sus rollos, celulitis, incapacidades, sexualidad y sí… otra vez… hasta de temas íntimos y escatológicos…
Pero antes de seguir quejándome (que cualquiera podría creer que de eso se trata mi blog, de una joven/vieja quejona quejándose) voy a explayarme en lo que realmente les quería contar.
Primero aclaremos: NO quiero hacerme la graciosa con esto y lamento tener que usar otra vez un tema tan usado como la inutilidad femenina para desempeñarse en tareas sencillas.
Estoy en mis últimas semanas de embarazo y el niño decidió que quería llegar al mundo de culo, así que voy a disfrutar de una nueva cesárea, pero mientras estoy gozando de unos días de reposo, porque la verdad es que me DUELE hasta el ALMA.
(A ver que guapo se anima, con un metro y medio de estatura a tener un crío adentro, cabeceándole las costillas y pateándole el pubis).
Lamentablemente, quien se tiene que encargar de los quehaceres domésticos es mi querido esposo, que se esta por recibir de santo, pero todavía tiene un par de materias pendientes…
Hoy, que me levante un poco mejor, no tan dolorida, y anoche pude dormir, me decidí a hacer yo misma todas las cosas que últimamente no estoy haciendo.
Lave los platos, arme las camas, cocine, lave los platos de nuevo, barrí el piso y puse el lavarropas. Eso no es nada, rutina en cualquier casa. Por supuesto que no me podía salir todo bien, así que el tan querido lavarropas (mi electrodoméstico preferido) tuvo una pequeña fuga y un riachito inundó parte de la cocina (no, en casa hay mil quinientas habitaciones, pero lavadero no le hicieron).
¿Qué hago ahora? Me pregunte casi llorando, porque Valentino ya estaba arriba del charco chapoteando y corriendo alrededor, cosa que hizo del riacho un océano.
Agarré el mopy (otro querido compañero, el lampazo) y me dispuse, con la poca energía que me quedaba a secar el agua que había brotado vaya uno a saber de donde.
Las marcas que quedaron en el piso encerado son notorias.
Todo el esfuerzo de mi querido esposo se vio empañado por unas marcas que hacían ver el piso de cemento gris alisado como un estampado de leopardo, pero en otros colores.
Me vi envuelta en un terror irrisorio, pero terror al fin.
Ante el más que posible, probable reproche de “¿qué le pasó al piso?” decidí pasar, con urgencia una maquina hasta entonces desconocida para mi que se llama “lustra-aspiradora”.
Decí que estaba en un lugar medio inaccesible y que tenía hacer demasiada fuerza para traerla hasta la cocina, entonces tenia la excusa perfecta para dejar todo como había quedado.
Pero fue en ese preciso momento en el que mil cosas pasaron por mi mente…
¿Cómo se usa la lustradora? ¿Tengo que volver a poner cera? ¿Por qué seré tan boluda?
Y eso desencadeno una especie de reflexión donde estas preguntas eran solo la punta del Iceberg.
No creo que haya cosas que, mientras el cuerpo aguante, que no se puedan hacer.
No voy a pretender cavar un pozo de 4 metros de profundidad, pero no por no saber usar la pala, sino por no tener la capacidad física para hacerlo. Así con todo.
Supongo que si meto la cabeza adentro del capot de un auto e investigo, más lo que me puedan enseñar, tranquilamente me puedo convertir en mecánica, pero ser ama de casa es otra cosa.
O por lo menos para mí.
Sí, soy una pelotuda, ya lo sé, y no lo digo con gracia, me avergüenza.
Algo que tendría que ser muy fácil es para mí más difícil de hacer bien que aprender a programar computadoras o pintar la capilla sixtina.
Por un lado la falta de interés no me ayuda y por otro la incapacidad de ver el todo.
Aquí va una lista de cosas que ignoraba por completo, y no miento:
*Telas de araña: hasta que no fueron realmente notorias, y Leandro me pego un plumerazo para que las vea, para mi eran parte del decorado.
*Blem: Supongo que ya debo haberme quejado de este producto. En mi casa nunca hubo y podía prescindir de él y su amiga la franela por completo.
*Mantel: Siempre use individuales (la mejor muestra de lo que es mi forma de ser).
*Tabla de planchar: Es lo más, pero siempre planche mis dos boludeces sobre una toalla arriba de la mesa.
*Apresto: La primera y última vez que lo había visto fue en la casa de mi abuela cuando me plancho mis delantales tableados de primer grado.
*panera: para mí un objeto exótico, casi un lujo.
Y muchas cosas más que no vienen al caso ni a mi mente.
Juro que no era sucia.
Cuando vivía solita, mi departamentito era pequeño y confortable. No demasiado ordenado, pero estaba bien.
No había telas de araña, porque las paredes eran de yeso (mi único vicio), no había limpia-hornos, porque casi no lo usaba, no existía el blem, porque no usaba más muebles que los imprescindibles y ni hablar de Plumero, objeto que siempre me dio cierto saquete.
Era feliz en mi mundo de laverrap, heladera vacía y pocos condimentos. Cubiertos todos diferentes, 3 tazas y un montón de cosas que poco tenían que ver entre sí.
Hasta que una conoce que hay horarios de comida, rutinas de limpieza, obligaciones aburridas y un sinfín de reglas molestas que hacen que otra vez me sienta niña y quiera irme a vivir sola, para vivir en mi propia y libre anarquía.
Imposible, imposible, imposible.
Así que vuelvo a la realidad, paso blem por la mesita ratona laqueada (!!!) para lavar culpas y sigo leyendo un libro.
Ahora que lo pienso, no soy tan boluda, soy turra. Nunca me gusto hacer lo que no me gusta (justamente). ¿Cómo es posible que aprenda a hacer cualquier cosa menos usar una lustradora….? No tengo vergüenza.
No, no tengo.
Al final no soy mas que una turra…
Me salió más barato que una sesión de psicoanálisis.
Catarsis… catarsis… catarsis…
Que turra che…
Ahora me siento mal, me voy a limpiar los baños con lavandina en gel, otra cosa nueva en mi vida.

Sobre leche derramada

Pero que tristeza…
Será que para mis hijos lo único que realmente tiene valor es la leche que me sensibilizó tanto ver litros de leche derramada… Litros y litros, y más litros, porque dudo que en su vida lleguen a tomar esa cantidad… millones de litros, dos millones. A cuatro mamaderas por litro… ocho millones de mamaderas… ¿Cuántos chicos hay en la Argentina?.
Que tristeza…
Que difícil escuchar las cosas que se escuchan.
Que difícil comprar el pan, la carne, las verduras… la misma leche que ayer vimos mezclarse con la tierra.
Que necedad.
Que necesidad.
Que vergüenza.
Capaz, si la poníamos a Esther Goris a hacerse “la Evita” le creería más que a este muppet mal hecho y ultra maquillado que agita las manos y grita delante de dos microfonitos que parecen dos salchichitas quemadas.
OLIGARCAS! Dice un mono iletrado que anda en 4x4 y come asado todos los días.
Oligarcas! Oligarcas… oligarcas… Quienes son los oligarcas ahora? se me confunde un poco todo…
Que triste.
Que triste y que desesperanzador.
Que miedo.
Que injusticia, que bronca, que asco, que impotencia y otra vez el miedo… Que miedo…
Y de dónde saco las esperanzas? Que ni el consuelo de una factura puedo encontrar porque sale $12 la docena y me parece una injusticia.
Debo admitirlo, se me calleron unas lágrimas cuando vi toda esa leche formar un río e irse hacia la nada y pensar en tantos vasos vacío y tantos estómagos hambrientos.
Ya sé, las cosas no son fáciles y no es soplar y hacer botellas. Pero es realmente tan difícil?

Tripost

Aca dejo algunas cosas que escribi durante mi ausencia.
Son un poco desactualizadas, pero sepan entender.
Mas vale tarde que nunca.
Saludos!

Guillermina Sol.